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La prevalencia del clima húmedo vaticina la proliferación de enfermedades en bovinos. Fiel&Steffan le puso cifras a las pérdidas que implicaría no tratarlas.
Las lluvias y temperaturas por encima de los valores normales propician la aparición y propagación de distintas enfermedades como la parasitosis bovina, que se hacen más visibles entre el destete y la primavera. La consultora Fiel&Steffan compartió con MOTIVAR sus previsiones en este contexto de humedad que se extendería hasta septiembre, y sus posibles consecuencias en los rodeos bovinos.
“En lo referido a parásitos internos, las lluvias favorecen la traslación de éstos desde la bosta al pasto, favoreciendo la presentación de la enfermedad. Tal situación es especialmente importante en animales entre el destete y la primavera vegetal para las parasitosis mixtas, y en los meses de septiembre-octubre para el género Ostertagia, cuando se produce la hipobiosis (detención del desarrollo) en el cuajo”, señaló César Fiel, referente de la consultora.
El médico veterinario acotó que, en el caso de la sarna, “los inviernos “duros” en lo referido a frío, humedad y carencias nutricionales, favorecen la presentación de cuadros clínicos severos”.
Impacto productivo y económico
“Para las parasitosis internas se estableció un marco de pérdida de 20-30 kilogramos en presentaciones subclínicas, y de 30-40 kg al inicio del cuadro clínico”, reveló el informe que Fiel&Steffan brindó a MOTIVAR.
En la práctica, sin embargo, el impacto productivo está en relación con las condiciones de manejo de cada establecimiento y de la efectividad del diagnóstico y control implementado.
“Insistimos que este año, de continuar las lluvias, deberemos estar especialmente atentos y prestos para detectar rápidamente la presentación de parasitosis en las categorías de recría”, destacó Fiel.
Sobre la sarna, el profesional señaló que hay escasa información sobre el impacto productivo en nuestro país, aunque señala que en sistemas pastoriles es esperable una pérdida de 15 kilogramos de peso vivo en un período de 30 días, hasta mortandad en casos graves.
En tanto. en feedlot no hay información local y trabajos de EEUU demuestran un impacto promedio de 40-50 kilos de pérdida por animal en un período de 6 semanas
Clima y desarrollo inmunitario
Las escasas precipitaciones de los últimos dos años en amplias regiones ganaderas condicionaron la traslación de larvas a las pasturas, limitando fuertemente las cargas parasitarias en el suelo y en los animales.
Como consecuencia, “la necesidad de tratamientos antiparasitarios en ese período disminuyó, a tal punto que varios lotes sobre pasturas bajo monitoreo parasitario pasaron el otoño-inverno sin necesidad de tratamientos, porque los conteos de huevos (HPG) no se elevaron”, señaló Fiel.
No obstante, el bajo desafío parasitario, podría haber condicionado un apropiado desarrollo inmunitario durante la recría.
Por el contrario, las abundantes lluvias producidas durante diciembre y enero, habrían favorecido la traslación de parásitos acumulados en la bosta durante la sequía, condicionando un mayor ofrecimiento de larvas con el pasto.
“Esta situación aparece como un episodio epidemiológico importante, dado que durante este verano se registró la situación poco común de conteos altos de huevos (HPG) individuales en categorías de sobreaño, que, en condiciones normales, bloquean los conteos en base a su inmunidad adquirida”, sostuvo.
Tratamientos
“Tal situación, obligó a la inusual aplicación de tratamientos antiparasitarios en machos y hembras de sobreaño, para minimizar los eventuales daños en producción”, observó el profesional con amplia trayectoria en la materia junto con su socio Pedro Steffan.
En estas condiciones, es de esperar que los destetes se vean expuestos más tempranamente a altas cargas parasitarias y “tengamos un año en el que habrá que estar muy atentos y ser rigurosos en el seguimiento de tropas para detectar tempranamente la necesidad de desparasitar con drogas que conserven su eficacia (sin resistencia)”, advirtió Fiel.
Respecto de la sarna, al igual que en los 2 a 3 últimos años, los primeros casos se reportaron a partir de enero (picaduras en base de la cola en unos pocos animales). El problema se presentó más tempranamente que lo esperado y “se extenderá hasta bien entrada la primavera si no somos efectivos en su control”, remarcó el veterinario.
Prevenir y controlar
La importancia de las parasitosis en animales de recría radica en que se ve especialmente afectada la segunda onda de crecimiento y en consecuencia no hay compensación del peso perdido. “El buen control parasitario no consiste solo en desparasitar, sino en determinar la necesidad y el momento de hacerlo”, enfatizó Fiel.
Recordó que la utilización masiva e indiscriminada de tratamientos es la principal causa de la aparición de resistencia a los antiparasitarios. Además, “cada establecimiento ganadero debe conocer su propia situación en cuanto a eficacia/resistencia de los diferentes principios activos”, añadió.
El servicio veterinario
“El veterinario es el único profesional capaz de brindar el servicio de control parasitario a campo. Cada establecimiento tiene una ‘realidad parasitaria’ única e irrepetible, lo que demanda el servicio profesional permanente”, afirmó Fiel.
Un relevamiento realizado en Argentina entre 2014 y 2015 sobre 62 establecimientos señala que 93% de los establecimientos tiene algún tipo de resistencia. Más recientemente (2023) en el partido de Rauch -sobre 18 explotaciones- el 95% presentó resistencia.
“El TRCH (test de reducción del conteo de huevos) es la herramienta práctica utilizada en todo el mundo para el diagnóstico de resistencia antihelmíntica. Se realiza sólo una vez, brinda información esencial para iniciar el control parasitario y solo requiere dos visitas al campo, además de ser económico. La pregunta es: ¿Por qué no se realiza masivamente?”, se preguntó el profesional.